Un inmenso hangar logístico de la empresa de mensajería Dpd, situado en el extremo norte parisino de Porte de la Chapelle, fue el lugar escogido por Glenn Martens para la presentación de la próxima colección otoño/invierno 2022-23 de Y/Project, este miércoles 19 de enero. La intensa actividad que caracteriza a la amplia nave, encargada de conectar camiones y trenes de mercancías con sus destinatarios en diversos puntos de la ciudad, se detuvo para hacer las veces de imponente pasarela por una noche. Con columnas grises numeradas y diferentes vehículos de transporte de fondo, el diseñador belga presentó uno de los shows con mayor recorrido para los modelos que se recuerda gracias al larguísimo hall elegido, consiguiendo no solo cumplir con creces las medidas de distanciamiento social sino proponer una puesta en escena épica, a medida de la propuesta de moda con la que pretendía sorprender a París en el cierre de su segunda jornada de fashion week.
El primer golpe de efecto no
se hizo esperar. El tercer modelo en desfilar, de las 63 salidas totales del
show, fue un rostro más que conocido en la escena parisina. Enfundado en un
abrigo extralargo negro y holgados pantalones de pinza, el modisto Olivier
Theyskens no dudó en asumir el rol de maniquí para apoyar a su compatriota
Glenn Martens quien, además de estar al frente de la dirección creativa de
Y/Project desde 2013, fue nombrado responsable creativo de la italiana Diesel
en 2020.
Responsabilidades diversas
que, sin embargo, no le han impedido asumir el reto de firmar la próxima
colección de Alta Costura de Jean Paul Gaultier, para quien trabajó como
diseñador junior tras concluir sus estudios en la Academia Real de Bellas Artes
de Amberes. La propuesta, que será presentada el próximo 26 de enero en París,
forma parte del nuevo ciclo de colaboraciones creativas únicas cada temporada,
iniciado tras la retirada del diseñador de la primera línea de la marca
propiedad del grupo Puig, en enero de 2020.
Glenn Martens recogerá así el
testigo de Chitose Abe, la creadora detrás de la firma de culto japonesa Sacai
responsable de la anterior alianza con Jean Paul Gaultier, pero el creativo no
ha querido alargar la espera hasta la semana que viene. El segundo as que el
diseñador se reservó bajo la manga no fue otro que un evidente homenaje al
modisto francés, en forma de reinterpretaciones al estilo Y/Project de los
emblemáticos y sugerentes estampados con los que Gaultier sedujo en 1996. Siluetas
de cuerpos de hombre y de mujer icónicas, que se superpusieron para crear
efectos ópticos de desnudez intuida sobre las prendas en movimiento.
Todo ello con una apuesta
cromática intensa, en la que no faltaron los coqueteos con los tonos neón.
Mención especial merecen un vaporoso vestido largo de tirantes y un conjunto de
minifalda y top ajustados, ambos looks en degradados violeta, amarillo y verde,
convertidos en los claros objetos de deseo de las instantáneas en directo de
los asistentes.
Con el “trompe l’oeil” como
hilo conductor de la completa colección, Glenn Martens recuperó el espíritu
irónico y satírico que caracteriza a Gaultier, estampando los cuerpos desnudos
a modo de trampantojo también sobre pantalones o chaquetas vaqueras, jugando
con la noción de género. Pechos femeninos sobre jerséis de corte masculino o
incluso el sexo de un hombre como protagonista de una minifalda. Y más allá de
la "couture", el idilio entre las dos marcas se concretizó a través
de la presentación de una colección cápsula que formará parte de la línea
eco-responsable "Evergreen", lanzada por Y/Project el pasado año.
"¿Por qué no
divertirse?", se preguntó Glenn Martens a modo de resumen de su colección.
Una visión animada que no solo atravesó la propuesta de intensos colores, sino
que supuso la combinación del armario clásico de la marca, caracterizado por
las superposiciones de patrones y tejidos creando efectos envolventes, las
prendas de punto de cuellos diversos y asimétricos o las distintas
reinterpretaciones del denim (como una cazadora reconvertida en crop top); con
chaquetas de lana de oveja, enormes abrigos de plumón, ligeros vestidos de
encaje y estilo lencero, novedosos pantalones de corte redondeado o incluso
logos al servicio de la deconstrucción de las prendas, sello personal de
Martens.
Pero gran parte del espíritu
desenfadado corrió a cargo de los accesorios, donde no faltaron propuestas para
el frío aunando bufandas de estilo de manta urbana o las balaclavas, uno de los
fetiches de los desfiles de la temporada. Las hebillas de los cinturones
sugirieron acrobáticas posturas sexuales, al tiempo que los pendientes se
convirtieron en flores metálicas y el calzado, bautizado como
"Lobster", se inspiró en pinzas de crustáceos, convirtiendo los dedos
de los pies en sugerentes garras animales.
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