La prueba a la que la pandemia ha sometido a las pasarelas de pequeño y mediano tamaño de la industria de la moda es notable. Limitadas por las medidas de seguridad, las restricciones de viaje o la retirada de patrocinadores y presupuestos, algunas optaron por ir retrasando sus fechas hasta encontrar el momento óptimo mientras que otras abrazaron el auge de los eventos digitales como alternativa a los tiempos convulsos. Hubo también un tercer escenario, aquel al que se adaptó ModaLisboa desde un primer momento. Y fue el de readaptar su talla y propuestas del formato físico y combinarlas con una plataforma de apoyo digital. Una estrategia intermedia que, en el caso de la fashion week lisboeta, ha sido sinónimo de lucha por la supervivencia. Con la ansiada vuelta a la normalidad, visitamos las propuestas de un evento con carácter que ha sabido mantenerse frente a la tempestad.
“Hemos peleado mucho por
mantenernos en pie, fieles a nuestros valores. Y no podemos estar más
orgullosos de seguir aquí”, aseguró la coordinadora internacional del evento,
Lígia Gonçalves, reconociendo la dureza con la que golpeó la pandemia,
obligando a reducir el tamaño del evento, que progresivamente está volviendo a
recuperar la talla precedente al estallido del coronavirus. Para esta ocasión
especial, en su última edición celebrada entre los pasados 10 y 13 de marzo, la
cita de moda apostó por establecer alianzas creativas, llevando el evento a una
nueva localización: el Hub Criativo do Beato de Factory Lisboa, situado a las
afueras de la ciudad. Previamente dedicado a albergar empresas y fábricas, este
lugar emprende ahora un viaje en el que el estilo industrial se convierte en el
telón de fondo que albergará iniciativas de start ups a modo de incubadora de
diversos sectores, no únicamente de la moda.
La apuesta del Ayuntamiento de Lisboa por la moda
Bajo esta nueva apariencia,
que aportó buenas dosis de renovación y de “cool” con reminiscencias berlinesas
y londinenses, la cita organizada en colaboración con el Ayuntamiento de Lisboa
consiguió celebrar la presentación de 26 colecciones, reuniendo físicamente a
10 000 visitantes, al tiempo que sus charlas y desfiles alcanzaron 465 000
visualizaciones totales, entre streaming, web, redes sociales y la propia
aplicación de ModaLisboa. “Es un momento especial, un año de recuperación de la
pandemia en el que lo físico vuelve a ocupar un lugar central en nuestras
vidas, mientras que lo ‘meta’ las transforma diariamente”, afirmó el alcalde de
Lisboa, Carlos Moedas, haciendo alusión al concepto de la última edición del
evento de moda, que giró en torno al “Metaverso”.
“Este lugar es el correcto
para acoger esta emblemática iniciativa. Es un espacio de futuro que representa
una nueva visión para Lisboa: una ciudad que encuentra en sus raíces la energía
de la disrupción, lanzando una nueva generación de creadores a un espacio que
alberga la libertad de crear, de innovar, de ser”, prosiguió el edil de la
ciudad, subrayando su apoyo al “talento portugués y a la habilidad de
transformar la moda en un ejemplo de sostenibilidad y responsabilidad”, en un
discurso celebrado en la jornada de apertura del evento. Por su parte, Eduarda
Abbondanza, presidenta de la Asociación ModaLisboa defiende su compromiso de
aportar “continuidad, evolución y apertura” a la ciudad. “Estamos de vuelta, en
la línea de la postura de Lisboa, concentrados en la brillante intersección de
moda, tecnología, innovación emprendimiento, arte y cultura”, afirmó sobre la
voluntad de crear sinergias intersectoriales.
“Nos hemos centrado en los
tejidos inmateriales que los unen: la completa libertad de expresión, la
independencia, la identidad, la empatía, la ayuda mutua. Sin embargo, no
sabíamos que los aplicaríamos en un contexto de brutalidad en Europa”,
explicaron desde el evento, ante el complejo contexto internacional que baña
los eventos de moda desde el estallido de la guerra en Ucrania, que coincide
con la celebración de la Semana de la Moda de Milán. En solidaridad con el
pueblo ucraniano, ModaLisboa colaboró con Unicef Portugal
para la recaudación de fondos y, en paralelo, varios de los diseñadores
rompieron su silencio durante sus presentaciones. Por su parte, la licencia
de Vogue en
Portugal cedió también la portada de su último número a los colores azul y
amarillo.
Como suele ser costumbre en
ModaLisboa, la primera jornada del programa reservó a los asistentes una serie
de conferencias y conversaciones con personalidades representativas del sector.
En este caso presentadas por Joana Barrios y organizadas en formato de “pitch”
permitieron reflexionar sobre la tecnología, con intervenciones de empresas
como Yahoo, Farfetch,
Vasquiat, Skinvades o Klarna; y la sostenibilidad, con la participación de nombres
de la industria como Guess, Pangaia, C.L.A.S.S. y Tintex Textiles.
Las marcas portuguesas a seguir de cerca
Más allá de las colecciones de
diseño emergente presentadas a través de la plataforma Sangue Novo,
que en esta edición galardonó a los creadores locales Maria Clara y Filipe
Cerejo; ModaLisboa volvió a caracterizarse por propuestas
innovadoras y vanguardistas, como la del creador João Magalhães, quien optó por
una presentación en formato performance para “Venus and the solitary cloud”.
Una colección en la que fusionó la iconografía católica con el ambiente urbano,
y el desfile con la videocreación o la danza.
La firma sostenible Béhen,
caracterizada por la construcción de prendas a partir de la recogida de la
mantelería clásica portuguesa o diversos tejidos del hogar, fantaseó con una
especie de despedida con “Adeus, hasta ao meu regresso”. Una colección teñida
de los aires folk de algunos de sus coloridos tejidos, las chaquetas cortas,
las mangas abullonadas, los tejidos troquelados o las americanas elaboradas a
partir de técnicas de coser tradicionales de las islas Azores, entalladas a la
cintura, y diversos bordados arsenales.
“Seguimos aumentando el número
de artesanos con los que trabajamos, que es la misión de este proyecto. La moda
trata sobre cómo comunicamos estas técnicas tradicionales y artísticas a las
nuevas generaciones”, recordó la comprometida diseñadora detrás de la firma,
Joana Duarte, fundada hace tan solo 2 años. “La moda puede resultar un poco
abrumadora y tenemos que poner este tema sobre la mesa. Tenemos que ser
transparentes sobre lo que significa trabajar en esta industria y lo difícil
que resulta. Por mi parte, sigo intentando entender la mejor organización para
trabajar con la artesanía. Organizar desfiles y presentar 2 veces al año,
trabajando con algunas de nuestras técnicas artesanales, a veces resulta
demasiado intenso”, analizó sobre el ritmo de la industria y su posible “hasta
luego”.
Si la
firma Duarte se inspiró, por su parte, del street dance para crear coloridas
prendas deportivas casuales y Buzina conquistó con una colección de aires
escandinavos y vestidos voluptuosos, Hibu invitó a la fiesta es
un desfile desenfadado de prendas street e inspiración noventera, con
pantalones baggy, estampados en tonos lavanda o verde y looks en vinilo. Por su
parte, Filipe Augusto trabajó el tailoring masculino en colores pastel, Ricardo
Andrez revisitó el workwear de intenso azul en una colección
cargada de pasamontañas y Constança Entrudo organizó una presentación inspirada
en un armario para el día a día y las pinturas de Adolf Gottlieb. Entre los
diseñadores más establecidos, destacó la presencia de Luis Buchinho,
que mezcló las siluetas minimalistas con recuerdos al glamour de las estrellas
de rock; y Luìs Carvalho, que hizo gala de su oficio de sastre, con prendas
elegantes de jacquard y tafetán tanto para hombre como para mujer.
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