La maison Pierre Cardin celebró, el pasado sábado 2 de julio, el que habría sido el 100 cumpleaños de su fundador. Fallecido a finales de 2020, el modisto pionero no solo se convirtió en icono de la moda trascendente a todos los ámbitos del diseño y la cultura, sino que dejó detrás de él un amplio legado. Una herencia creativa del tamaño de un imperio que, actualmente, trata de relanzarse adaptada a los nuevos tiempos a través del impulso de su amplia red de licencias.
Después de haber
celebrado un regreso por todo lo alto con un desfile de carácter futurista a
los pies de un cohete, organizado en Le Bourget el
pasado mes de enero, la firma regresó a la Italia natal del diseñador.
Concretamente al Palazzo Ca'Bragadin, en Venecia, un sofisticado espacio de
1000 metros cuadrados que el propio Pierre Cardin adquirió en el año 1981.
Situado a escasos minutos del puente de Rialto, el palacio impregnado de
reminiscencias de Visconti que en su día vio bailar en sus salones al propio
Casanova, en esta ocasión, acogió a 300 invitados venidos de todo el mundo,
entre celebridades, periodistas y los propios equipos de la maison.
Entre ellos,
también se encontraron los protagonistas de la noche: unos 120 licenciados
(alrededor de la mitad de los que trabajan con la firma en todo el mundo, ndr)
que Pierre Cardin reunió de forma conjunta por primera vez después de la pandemia.
Más allá de la conmemoración del cumpleaños de su fundador, el objetivo
consistía en “asentar las bases de una nueva relación creativa”. Así lo explicó
el sobrino-nieto del ‘couturier’ y director general de la compañía, Rodrigo Basilicati-Cardin: “La idea de este
desfile consiste en crear una nueva forma de trabajar con nuestros licenciados,
compartir el proceso creativo desde los inicios. Queremos ser capaces de
inspirarlos para que declinen nuestras ideas a posteriori. Tenemos que
colaborar mano a mano para que puedan crear productos que reflejen la identidad
Cardin”. Un modelo económico asentado en la concepción de colecciones limitadas
y la organización de desfiles mediáticos para federar, inspirar e impulsar a
sus colaboradores.
El desafío que
el heredero tiene por delante no es pequeño. “A día de hoy, los licenciados
venden productos más básicos, incluso a veces anónimos. Solo incluyen la firma
Cardin. Yo quiero que nuestro estilo sea reconocible. Y esto es algo que a
veces solo requiere trabajar algún detalle. Desde un punto de vista creativo,
tenemos mucho trabajo por delante. Llevamos 25 años sin ir a visitar las
fábricas. Mi tío no podía ocuparse de ello, pero tampoco delegaba la tarea. Su
éxito y su independencia se basaban en que todo girara en torno a él. Ahora
tenemos que volver a viajar, recuperar las atenciones y visitar a nuestros
licenciados un año y medio antes del lanzamiento de las colecciones. Los
resultados no son inmediato”, argumentó, subrayando la necesidad de volver a
las pasarelas y al foco mediático.
Bajo el título
de “Cent”, la colección retrospectiva propuso una reinterpretación
contemporánea de los códigos clásicos de la maison, juegos de volúmenes,
contrastes de geometrías o la conquista del espacio en siluetas de
prêt-à-porter para el día a día. Todas ellas elaboradas en un 50 % a partir de
tejidos reciclados. Las colecciones de la casa, que representan una limitada
parte de la facturación de la empresa, están únicamente a la venta en su tienda
parisina, situada en la rue Saint-Honoré.
“Pierre Cardin
siempre decía que no está bien copiar salvo si es a uno mismo. Y la maison
cuenta con un extenso ADN”, bromeó el encargado de liderar la nueva etapa de la
historia maison, tratando de respetar su esencia. Para ello, Rodrigo
Basilicati-Cardin pretende impulsar el uso de tejidos sostenibles, reciclados o
restos de stock entre las creaciones de sus licenciados y fomentar la producción
de proximidad “en la medida de lo posible”.
“Por muy
ecológicos que sean los tejidos, al final, los productos tienen que ser
rentables. Hay que
potenciar las start ups que trabajan con nuevos materiales a un precio
decente”, señaló el empresario, insistiendo en las dificultades a las que se
enfrenta a la hora de encontrar tejidos accesibles y de convencer a los
licenciados. “Hace 30 años, mi tío me pidió que lanzáramos nuestras propias
colecciones de tejidos con las que pudieran trabajar y abastecerse todos
nuestros licenciados. Quiero hacerlo realidad con materiales nuevos y
sostenibles”, afirmó, asegurando que la competitividad pasa por llevar a cabo
grandes cantidades.
Sus ambiciones
en materia de transformación van más allá de lo textil. La maison quiere evitar
caer en el olvido dándose a conocer o incluso seduciendo a las nuevas
generaciones a través del metaverso, con un proyecto que verá la luz dentro de
6 meses. “Mi tío siempre estuvo interesado por la innovación. Y la idea de
crecer como empresa tecnológica me parece muy interesante. Para desarrollar la
realidad virtual no necesitamos a nuestros licenciados. Y la creación de
prendas NFT no es cara. Es un buen punto de partida para inspirar a los
jóvenes”, argumentó, reconociendo las limitaciones actuales del diseño en 3D.
En cualquier
caso, la firma pretende adaptarse a los nuevos tiempos sin llevar a cabo
cambios radicales. Ante la posibilidad de desarrollar el negocio retail o wholesale,
Rodrigo Basilicati-Cardin mantuvo su idea principal de trabajar de forma más
estrecha con los licenciados. Y tampoco entra en su hoja de ruta el nombrar a
ningún director creativo que aporte una visión renovada a la historia de la
casa.
“Creemos en nuestro
estudio. No veo por qué deberíamos cambiar esta estrategia. Sería violento
contratar a un talento creativo para obligarle a hacer colecciones únicamente
bajo el estilo de Pierre Cardin”, aseguró el heredero. Si bien aún está por
confirmar la viabilidad del modelo o si sus prendas de diseño volverán a vestir
las calles, la firma tiene previsto presentar su próxima colección en el marco
de un desfile en París, en marzo de 2023. Un show que coincidirá con la
reapertura de su emblemática boutique tras una intensa restauración.
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