¿Sabías que Vetements acaba de perder su nombre en Estados Unidos?
Sí, suena a
locura, pero es la dura realidad de las marcas que subestiman el poder del
naming y la protección legal. Vetements, la revolucionaria marca suiza creada
por los hermanos Gvasalia (Demna, ex Balenciaga, y Guram), intentó registrar su
nombre en los EE.UU.
¿La razón? El
nombre “Vetements” es demasiado genérico. En francés, significa literalmente
“ropa”, y, según las leyes internacionales de marcas (y esto también pasa en
España), no se puede registrar un nombre que sea solo una categoría.
Entonces, ¿qué
implica esto?
Que
Vetements tendrá que buscar otro nombre para el mercado estadounidense.
Y no es algo
único de esta marca. De hecho, muchas empresas se ven obligadas a registrar
diferentes nombres según el mercado, ya sea por razones culturales,
lingüísticas o de marketing.
Un ejemplo:
Los pañales Dodot son Dodot solo en España y Portugal. En el resto
del mundo, se llaman Pampers. Un detalle curioso que descubrí al
convertirme en madre.
Pero volvamos a
Vetements. La pérdida de nombre de la marca deja al descubierto otro gran
problema: el robo de naming.
Sí, robo de
marca, algo tan surrealista como real.
El caso más
brutal fue el de Supreme, la famosa marca de ropa streetwear para skaters.
Michele di
Pierro, un empresario italiano (bueno, un estafador, de hecho), se dio cuenta
de que Supreme no estaba registrada en China, España ni Italia.
Rápidamente
registró la marca en esos países y empezó a producir y vender ropa usando el
mismo logo y nombre. Las diferencias entre la marca original y la suya eran
prácticamente invisibles.
Di Pierro
comenzó a facturar millones, vendiendo online y abrió tiendas en Madrid,
Barcelona, Ibiza y Formentera, todas con el mismo diseño que la tienda
original de Supreme en Nueva York.
Este caos legal
terminó en una victoria para Supreme, pero la lucha duró años y le costó a
la marca dinero y pérdida de reputación. En 2020, finalmente Supreme pudo
abrir su primera tienda en Milán.
El naming y la
protección legal de tu marca no son algo que tomarse a la ligera. Es tu
firma, tu herramienta de reconocimiento y conexión con el mundo.
El problema es
que a menudo se subestima. Muchos piensan que es un gasto
innecesario, un lujo que se puede evitar. Pero, créeme, es peor gastar miles de
euros en branding, diseño de logo, etiquetas, packaging y luego tener que
cambiarlo todo por un problema legal con el nombre.
A mí,
personalmente, me pasó hace años. Diseñé un monograma para una firma de lujo
española. Después de haber trabajado todo el branding y la identidad de la
marca, Chanel se opuso al registro de nuestro nombre.
Y, como suele
pasar en estos casos, no es David quien gana la batalla. Es
siempre Goliat, el gigante, que tiene más recursos y poder.
El naming es más
que solo elegir un nombre bonito. Es la base sobre la que se construye tu
identidad de marca.
Si no proteges
tu nombre desde el principio, podrías encontrarte en una situación como la de
Vetements, enfrentando un proceso costoso y que podría obligarte a cambiar
completamente tu imagen y tu estrategia.
Recuerda, no se
trata solo de lo que suena bien. Elegir un naming adecuado no sólo te
protegerá ante los competidores, sino que te dará seguridad y confianza para
invertir en tu branding sin miedo a perderlo todo.
La lección es
clara: no te dejes llevar solo por lo que suena bien. Asegúrate de
que tu nombre sea único, memorable y, sobre todo, registrable.
¿Y tú?
Registrarías tu
marca con un nombre que no se puede proteger legalmente solo porque suena
bien? O, ¿te asegurías de que esté protegido desde el inicio?

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