Esta ha sido, sin duda, la temporada más importante del siglo, con alrededor de 15 debuts de diseñadores en las grandes casas. Aquí, por orden alfabético, va mi selección personal de los 12 mejores desfiles de las cuatro semanas de pasarelas internacionales.
Cuatro de mis favoritos fueron de debutantes, mientras que seis fueron concebidos por diseñadoras.
Alaïa: Azzedine Mulier conecta perfectamente
Con
una puesta en escena sencilla y brillante, Alaïa se llevó la nota
perfecta. Las modelos desfilaron alrededor de dos pantallas LED planas, del
tamaño de una pista de tenis, que proyectaban primeros planos gigantes de la
belleza femenina, todo ello reflejado en un techo de espejos descendido. El
diseñador Pieter Mulier presentó elegantes vestidos de cóctel en fibras
técnicas, seda o punto acanalado, con pecheras transparentes insertadas y
flecos en diagonal. Drapeados de altísima pericia con faldas en forma de V, en
capas y pliegues de algodón y punto de seda, o una cazadora perfecto de cuero
negro con los hombros desplazados que se transformaba en un gran vestido. El
poder de la estética voluptuosa del fundador Azzedine unido a la precisión y el
punch de Mulier.
Bottega Veneta: regreso a sus orígenes
Pocos
diseñadores han sabido sacar partido a su nuevo atelier de forma tan
espectacular como Louise Trotter en su debut en Bottega Veneta, devolviendo el
carácter de "Bottega" a la nueva "BV", con looks de piel
ultraligera: gabardinas, capas y blazers para hombre; vestidos de hombros al
descubierto y vestidos panelados para mujer. Todo, detallado con
"intreccio": cuellos, mangas, solapas, vivos y cinturones tejidos.
Cinematográfico, eduardiano y la mejor sastrería nueva de la temporada.
Chanel: bienvenidos al nuevo universo de la marca
Atrevida,
valiente, ingeniosa, a menudo bella y curiosamente subida de tono, la colección
debut de Matthieu Blazy fue el éxito indiscutible de la
temporada. Blazy prácticamente reinventó el traje clásico de Chanel con una
nueva falda envolvente a la rodilla con bolsillos, generalmente deshilachada y
rematada con filigranas de oro. Y, en lugar de limitarse al bouclé de lana,
apareció en cuadros imposiblemente etéreos, cuadros ventana o denim rígido.
Códigos en jaque: broches conceptuales de camelia de tamaño doble, collares de
perlas tejidas, el trigo predilecto de Coco bordado en tops de organza. Además,
el magnífico decorado del Sistema Solar de
Matthieu —planetas gigantes, llenos de gas e iluminados desde dentro— devolvió
a Chanel a los días de gloria de Karl
Lagerfeld. No es de extrañar que se llevara, con diferencia, la mayor
ovación de la temporada.
Dior: el nuevo New Look
Nadie podría
reprocharle a Jonathan Anderson su falta de arrojo. Su
desfile debut de ropa femenina para Dior dio la vuelta a la marca,
rejuveneció una década a su clientela, recurrió una y otra vez al New Look de
Monsieur Dior y, de repente, hizo que Dior volviera a ser muy cool. Su vídeo de
apertura, un mash-up a cargo del documentalista Adam Curtis
que repasaba la historia de Dior como monumento cultural vivo, fue sensacional
y preparó el terreno para el desfile de flujo de conciencia visual de Anderson.
Rara vez en la historia de la moda un diseñador ha retorcido con tanta audacia
los códigos de una casa, en particular, la legendaria chaqueta Bar de Monsieur.
El resultado fue la colección más intelectualmente provocadora de la década,
por no hablar de esta temporada.
Diotima: una victoria del carnaval sobre el colonialisme
El colonialismo
y la lucha de la cultura caribeña contra ese mal a través de la tradición del
Carnaval fueron el tema de esta intrigante colección de Diotima. Deporte activo
y alta costura se dan la mano: tops de punto sin mangas con capucha y
pantalones rematados por una falda superpuesta en jirones de gasa; o fabulosos
redingotes de crepé sin solapas, llevados de forma asimétrica, con el
maquillaje del festival callejero J’Ouvert, con toques de barro plateado.
Épico, inusual, rompedor y la sorpresa más bella de Nueva York.
Giorgio Armani: una despedida por todo lo alto
Giorgio se
despidió por todo lo alto con una sastrería brillantemente fresca, ligera y
contemporánea en su última colección. Presentada póstumamente 24 días después
de su fallecimiento, en el patio neoclásico de la Pinacoteca di Brera, el mayor
museo de Milán, que inauguró su primera exposición de moda, dedicada a Armani,
justo después del desfile. El mayor maestro de la sastrería cortó hermosos
trajes pijama para hombre y vaporosas túnicas y boleros para mujer, inventando
nuevos pantalones dhoti y deconstruyendo blazers. Confeccionados en sedas
ultraligeras, linos secos y algodones estampados, inspirados en los colores de
su hogar insular en la soleada Pantelleria: arena quemada, lava, piedra y azul
mar. Un bello canto del cisne del diseñador definitorio del último medio siglo.
Givenchy: seducción reinventada
Esta temporada
hay un nuevo y refinado sentido de la seducción en la moda. La mejor versión,
oscura y diabólica, llega de la mano de Givenchy. Cuero negro duro-chic:
leotardos de alas de murciélago, malvados vestiditos negros o vestidos-abrigo
de corte masculino y con escote. Sastrería nítida y pulcra: escultóricos trajes
blancos de pantalón cruzado o la reinvención, por parte de la diseñadora Sarah
Burton, de la blusa Bettina —seña de identidad de Givenchy— como camisa de
oficial o chemise aristocrática. En una palabra, el vestuario más coherente de
París.
Khaite: el lado oscuro de la bellesa
La imperfección
convertida en moda artística altamente atractiva. Todo un punto retorcido o
distorsionado: desde estrictas chaquetas de pescador alargadas de cuero hasta
blazers urbanos cruzados. Todo con cortes ligeramente descentrados. Incluyó,
además, la mejor escenografía de Nueva York: un estanque completamente negro y
glaciares fracturados cubiertos de niebla. “El lado oscuro de Estados Unidos
siempre me ha fascinado”, confesó la diseñadora Catherine Holstein. Chic femenino
e independiente en su mejor versión.
Louis Vuitton: una propuesta multicultural
Al igual que su
inspiración, el apartamento de Ana de Austria, la madre del Rey Sol, esta
ecléctica colección mezcla tops de tejidos vistosos, detalles de
tapicería, zapatos de tela de alfombra y vestidos de seda cepillada al estilo
del siglo XVIII. Incluso leggings cortados como calzones, camisas con
aristocráticos cuellos de 15 centímetros, vestidos de demoiselle de encaje o
abrigos burbuja de raso escarlata. En suma, la colección más experimental y
rupturista de París.
Prada: doble victoria
Solo en caso que
alguien lo haya olvidado, Miuccia
Prada sigue siendo la gran referencia de Milán en dirección de moda,
aplomo y chic en general, como recordó oportunamente la última colección de
Prada. Una propuesta protagonizada por sujetadores casi inexistentes que
aleteaban ligeramente y quedaban a la vista bajo tops, vestidos e incluso
delantales con aberturas. Miuccia y Raf idearon todo tipo de dirndls, faldas
envolventes, burbuja o fruncidas, y vestidos, alternando tejidos transparentes
y materiales arrugados como el tafetán técnico; sin duda, el tejido de la
temporada. Sugería a una anfitriona de soirée picante, para después
revolucionar toda la estética 12 días más tarde con su oda al delantal en Miu Miu.
En una temporada obsesionada con los diseñadores que se estrenaban en varias
firmas, Miuccia volvió a erigirse, de forma notable, como la diseñadora más
influyente.
Simone Rocha: las debutantes descontentas mandant
Debutantes
descontentas en georgette satinado, jacquards florales y organzas de seda
cortadas en crinolinas, frac veneciano o faldas de aro. Refinadas crinolinas de
organza bordadas con diminutas flores se combinaban, en gesto rebelde, con
sujetadores de lentejuelas plateadas o vestidos trapecio oversize cubiertos de
enormes flores de tela. El mejor ejemplo de la temporada de una diseñadora que
lleva sus propios códigos al límite.
Versace: historicismo pop
En Versace,
Dario Vitale debutó con una carta de amor al fundador, Gianni. Celebrada en el
interior de la histórica Pinacoteca Ambrosiana, la colección miró a los años
setenta y a los días felices de Gianni en el Miami de los ochenta, con
brillantes colores de South Beach (verde lima, granada o ultravioleta), una
sastrería más suelta y favorecedora y múltiples shorts muy cortos para hombre
que evocaban el brío centrado en el cuerpo del primer Versace. Dicho esto,
ningún debutante asumió más riesgos que Vitale, cuyos volúmenes con arrojo,
detalles audaces y reveladores y un casting crudo de modelos rejuvenecieron una
década al cliente de Versace.

Comentarios
Publicar un comentario