Samsung cambia su estrategia para luchar contra Apple y Xiaomi


La empresa que más móviles vende del mundo se enfrenta a un periodo de debilidad flanqueada por numerosos competidores


Samsung se encuentra en un lugar incómodo en la venta de teléfonos móviles: el primer puesto. Esto significa que el resto de fabricantes tienen un objetivo claro que es acabar con su dominación que ya se extiende por casi una década. Los coreanos aterrizaron en el mercado de los smartphones de forma casi casual con sus smartphones y pasaron rápidamente a dominarlo de la mano de Google y las operadoras.
Pronto superaron a rivales establecidos de por entonces como HTC, Motorola, BlackBerry o Nokia —hoy por hoy desaparecidas en combate— y pasaron a gestar una batalla larga con Apple en el mercado y en los juzgados. Estas luchas judiciales, alargadas durante más de 7 años y múltiples países, hicieron mella en Samsung Mobile y sus ejecutivos, diseñadores e ingenieros. Samsung ha dominado el mercado con innovaciones pequeñas y rápidas en sus dispositivos que permitían cada año ser un poco más rápidos y tener una variedad enorme en tamaños, precios y potencia en las estanterías de las tiendas.
Pero algo extraño ha ocurrido en los últimos dos años. Su último teléfono, el Galaxy Note 9, es seguramente el mejor smartphone del mercado: una gran cámara, un gran diseño, una excelente calidad de construcción, un muy buen rendimiento, amplia duración de batería, etc. A pesar de su alto precio, es un dispositivo que lo tiene todo. Todo lo que los consumidores pedían y sin embargo ha quedado rápidamente enterrado entre quienes esperan “lo mejor en software” que amagan hasta ver el Pixel 3 de Google, los que buscan algo “locamente novedoso” impacientes por ver las últimas locuras de diseño de Xiaomi, Oppo o Vivo, o quienes directamente van a por el iPhone de Apple sin pensarlo mucho.
Es precisamente el iPhone X el teléfono que ha conseguido sacar a Apple de su atolladero de diseños. Desde hacía años sus móviles eran prácticamente idénticos hasta el giro del año pasado donde introdujeron la muesca en la pantalla y eliminaron su botón de inicio. El resto de marcas acudió rápidamente a copiar este planteamiento pero Samsung se ha mantenido firme con diseños propios.
Esto añade solidez a Samsung como compañía, que se demuestra por encima de las micro-tendencias, pero también lo aleja de estar “en la zona”: su Galaxy Note 9 y S9 de 2018 son muy similares a los modelos de 2017, de 2016 y 2015. Los compradores de teléfonos caros quieren algo excitante por lo que rascarse el bolsillo, y Samsung les ofrece algo bueno —muy bueno— pero que ya es receta vieja.
Los ejecutivos de Samsung han manifestado de forma indirecta su solución hablando abiertamente de teléfonos móviles que están acabando de preparar con pantallas flexibles y un diseño totalmente renovado. Una posición desafiante de quien se sabe con un as debajo de la manga. El director ejecutivo de Samsung Mobile, DJ Koh, ha vuelto a recordarlo apenas un mes tras presentar el Galaxy Note 9: “es hora de hacer realidad” este salto.
Este terminal —o terminales— denominado “Galaxy X” en los círculos de la rumorología, incorporaría un diseño totalmente rompedor y será el encargado de poner a Samsung de nuevo en la punta de la innovación en lo que a percepción se refiere. El resto del mercado tendrá muescas, teléfonos con cámaras que salen y se esconden o pantallas deslizantes, pero Samsung busca ir un paso más allá.
Mientras esperamos a que el Galaxy X se haga realidad. Samsung tiene otros problemas en su principal fuente de ingresos móviles: la gama media y la gama baja. Xiaomi y Huawei, acompañadas de Oppo y Vivo, se han convertido en la peor pesadilla de la firma coreana con constantes reducciones de precio y una avalancha de móviles nuevos. Este “ataque a cuatro manos” ha hecho resentirse a Samsung en todos los mercados donde opera con diversa intensidad. En Europa y Latinoamérica el nivel de desgaste es alto, pero no tan grave como en China, hogar de estos fabricantes, donde han conseguido hacer que Samsung desaparezca del mapa. En Estados Unidos y Corea del Sur de momento la gama Galaxy se mantiene relativamente fuerte, al igual que en India, el segundo mayor mercado de teléfonos del mundo.
A pesar de ello, esta erosión constante ha reducido la presencia de Samsung en el mercado. Ha pasado de vender aproximadamente uno de cada tres smartphones que llegaban a las tiendas a apenas uno de cada cinco. Samsung busca un replanteamiento más agresivo en las gamas medias que le ayude a competir de forma más vehemente contra las estrategias de sus rivales chinos.
Precisamente Samsung tiene una ventaja inherente por su propio lugar de origen: Corea del Sur. Al no ser una compañía china, sus teléfonos, procesadores y software quedan alejados de las sospechas de los gobiernos de todo el mundo sobre las posibles ramificaciones de que sus infraestructura de telecomunicaciones y la información de sus ciudadanos, acaben siendo utilizadas por el Gobierno de Pekín con fines nefarios u ocultos. Samsung, al igual que otros fabricantes de fuera de China, pueden mantener una posición privilegiada que les haga más atractivos por ese simple motivo.


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