Por primera vez disminuyen las
ventas de los móviles, por la situación internacional y la saturación del
mercado, pero ya está listo su relevo
El pasado 2 de enero, el CEO
de Apple, Tim Cook, anunció una disminución en las ventas del último
trimestre de 2018. Aproximadamente 10 mil millones de dólares menos de lo
esperado. Unos días después, Samsung también revisó a la baja de un 11% sus
previsiones de ingresos para el último tramo del año.
Son situaciones diferentes,
pero ambas reflejan una crisis general del sector de los smartphones,
donde la competencia entre Apple y Samsung ya no es el corazón del sistema.
Otros fabricantes, especialmente compañías chinas como Xiaomi, Huawei u Oppo,
ofrecen buenos productos a precios muy ventajosos, renunciando a ganancias más
elevadas. Pueden hacerlo gracias a estructuras más ágiles, incentivos fiscales
y bajos costes de producción y personal.
Según Cook, la principal razón
del declive se encontraría en la llamada ‘Greater China’, la China continental
en la que el coloso californiano basa parte de sus ventas y que ha reducido
sensiblemente sus compras de nuevos dispositivos. Las sanciones impuestas
por el gobierno del presidente Trump se notan en la economía china, tanto que
Apple ha decidido reducir la producción de iPhone en casi un 10% en los
primeros tres meses del año que acaba de comenzar.
Además de la guerra comercial
chino-estadounidense, las ventas de teléfonos inteligentes parecen sufrir otro
problema más general: el mercado está saturado. Entre 2007 y 2013, las
ventas aumentaron enormemente, incluso durante los años más difíciles de la
crisis económica. Su crecimiento año tras año parecía imparable, con un frenesí
en la búsqueda de los últimos y más poderosos modelos.
Desde 2015 hasta 2017, cada
año se vendieron alrededor de 1.400 millones de dispositivos nuevos en todo el
mundo. En 2017, las ventas cayeron por primera vez en comparación con el
año anterior. Los datos de 2018 aún no son definitivos, pero las señales son
negativas. Muchos mercados, a partir de los Estados Unidos, han alcanzado el
nivel de saturación, con la mayoría de los usuarios contentos con su antiguo
móvil y sin intención de cambiarlo.
Tampoco los mercados
emergentes traen mejores noticia s. India, el sudeste asiático, partes de
África y América del Sur aún no han alcanzado la saturación, pero los precios
están cayendo debido a la entrada de productores que, por menos de 200 dólares,
ofrecen buenos teléfonos, con capacidad suficiente para las necesidades de los
compradores.
A lo largo de todo 2018, Apple
permitió a los propietarios de antiguos modelos de iPhone reemplazar su
batería a un precio particularmente ventajoso. Así, los consumidores optaron
por pagar 29 dólares para resucitar su viejo y querido móvil, en lugar de
gastarse mil en uno nuevo.
“Hemos pasado del concepto de
teléfono que hace cosas inteligentes a pequeños ordenadores que hacen muchas
cosas inteligentes y una de estas es el teléfono. Hasta cierto punto una
pequeña bajada en las ventas es normal pero serán sustituidos rápidamente
por otros dispositivos con mayores prestaciones”, asegura Eduard Martín,
director de 5G de la fundación Mobile
World Capital Barcelona.
El problema es que, en muchos
casos, incluso cuando los nuevos modelos de smartphones objetivamente hacen más
cosas y mejor, estas innovaciones ya no son consideradas tan relevantes por los
consumidores.
Durante muchos años,
especialmente en los Estados Unidos y parte de Europa, los ciclos de venta
de los teléfonos inteligentes ha sido de dos años. Esa tendencia era alimentada
por las compañías telefónicas que cada dos años ofrecían la posibilidad de
comprar modelos muy caros con plazos de 24 meses. Hoy las cosas han cambiado.
En los nuevos modelos, las novedades no son tan excitantes como para
justificar el cambio cada dos años.
En los Estados Unidos, la
frecuencia de renovación de los smartphones ha pasado de 20,6 a 24,1 meses. En
Europa, muchos mercados se han ralentizado aún más, con usuarios que
mantienen el mismo móvil durante años, hasta su ruptura definitiva.
Martín es optimista y
considera que en la innovación tecnológicalos ciclos continuos han sustituidos
los ciclos cerrados: “es cierto que los dispositivos duran más y las compañías
lanzarán nuevos modelos de negocio, pero no será un cambio tan abrupto”.
Jack Swearingen, en un análisis
detallado publicado en la revista New York Magazine,
escribe que el sector se volverá similar al del automóvil: “Si alguien
rompe su espejo lateral, no tira su coche para comprar uno nuevo: repara el
espejo. Si rompes la pantalla de tu smartphone, no compres uno nuevo, hazla
reparar”
Como para el automóvil, existe
el mercado de los teléfonos inteligentes de segunda mano. Aún no es muy
próspero y no siempre es fiable, pero cada vez es más fácil encontrar
oportunidades interesantes entre los modelos ‘reacondicionados’: smartphones
devueltos porque dañados que, una vez reparados, se venden a precios muy
reducidos.
Samsung confía en una mejora
del sector gracias a la introducción de nuevos modelos compatibles con
las redes 5G o con características tan esperadas, como las pantallas
plegables. Pero, más allá de los smartphones, en le horizonte se vislumbra algo
grande.
Como señaló el propio Tim Cook
a principios de año: “Los otros sectores de la compañía (servicios, Mac,
iPad, Wearables / Home / Accessories) tuvieron un crecimiento combinado
del 19% en un año”. Apple Watch es un negocio más grande de lo que nunca fue el
iPod. Esta es la verdadera revolución, el lento declive de los smartphones
y el auge de todo lo demás. Altavoces, robots, asistentes de voz, pantallas,
relojes, ropa…
“Los usuarios necesitarán
dispositivos capaces de aprender con el machine learning, que sean ubicuos
gracias a las redes móviles y que permitan hacer inmersiones en l entorno
gracias a las realidades extendidas. Dejaremos de hablar de smartphones,
para hablar de dispositivos de propósito universal, ordenadores flexibles súper
ligeros que pueden incrustarse en la ropa. Necesitamos algo que nos libere las
manos, porque ahora cuando usas el móvil no puedes hacer nada más. Ahora lo
importante es lo que hay dentro del dispositivo, los servicios, más allá del
aparato”, vaticina Eduard Martín.
“De hecho en el MWC los
dispositivos ya no son las estrellas, mientras que el protagonismo se lo llevan
los servicios en entretenimiento, salud, industria 4.0, movilidad”, explica. El
futuro está en todas aquellas tecnologías que harán que el móvil sea menos central
de lo que es hoy.
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