La campaña
Crucero de la firma italiana ha desatado la polémica
Gucci y su relación con los animales
podría recibir el diagnóstico de Trastorno Obsesivo Compulsivo. Esta historia
comenzó con la campaña de la colección Crucero 2019 protagonizada por
el cantanteHarry Styles y un sinfín de animales sacados de una granja.
Las instantáneas, ambientadas en la Villa
Lante, al norte de Roma, mostraban al cantante agarrando los animales como si
fueran un complemento más de la línea de Alessandro Michele. La última
colección ha acabado por corroborar esta teoría.
En homenaje al próximo año nuevo chino,
que corresponde al cerdo, Gucci ha lanzado una línea cápsula con 35 piezas, que
van desde jerséis de punto hasta conjuntos de pijama de seda, la gran mayoría
con la famosa imagen de la película de Walt Disney de 1933, ‘Three Little
Pigs’ (Los tres cerditos) estampada.
Esto podría parecer una jugada maestra por
parte del Michele, pues este sabe perfectamente que los chinos son líderes
del consumo mundial de lujo -representan más del 30% según un estudio de
Bain&Company y Europa es su destino favorito-. Pero la campaña se le ha
ido, literalmente, de las manos.
Fotografiada por el lente de Frank
Lebon -director del último videoclip de A$AP-Rocky, llamado ‘Sundress’-,
las imágenes que siguen una estética kitsch muestran escenas cuotidianas de
ciudadanos neoyorquinos del Upper East Side, con el factor añadido
de cerdos vivos revoloteando por allí.
Estos animales se cuelan en todas las
fotografías de Gucci para promocionar esta nueva línea. Los sacan a pasear en
correa, duermen apoyados en la almohada de la cama y se suben a la mesa del
comedor para robar la comida. Como lo haría un perro o un gato cualquiera.
Existen muchos debates
abiertos aquí. Por una parte está el uso de animales en campañas de moda y en
las pasarelas, al ser tratados como complementos, y el hecho de avivar la
moda de tener a un cerdo como mascota.
Hace poco más de cinco años que este animal,
en especial el cerdo vietnamita, se convirtió en una nueva especie de perro en
los hogares, sus ventas multiplicaron y se usaron como mascotas. Con
la promesa de que serían pequeños para siempre -pueden llegar a pesar 80 kilos-
la realidad fue muy diferente. ¿Traducido? fueron abandonados porque
ya no interesaban.
La inconsciencia de las personas a
la hora de adoptar a los animales les pone en grave peligro, sobretodo si se
trata de modas pasajeras. Es por ello que incitar en una campaña a que se
repita el mismo modus operandi y que tener un cerdo en casa sea algo
‘cool’, todo por las ventas, no debería estar bien visto. ¿No?
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