Las últimas colecciones de las
firmas apuestan por siluetas definidas
La celebración de la semana de
la moda en las principales capitales de la industria, como son Nueva York,
Milán, Londres y París, confirmaron el fin del estilo ‘oversize’ que dictaminó
las tendencias de las últimas temporadas. Tras una revisión de las prendas
básicas de la década de los 90, las firmas empezaron a apostar por siluetas
marcadas con cinturones por encima de blazers y chaquetas que definían la
cintura hasta terminar con la recuperación del clásico corsé que reaparece en
2019.
Aunque muchos sitúen la
popular prenda en el vestuario propio de las películas de época, lo cierto es
que el corsé ha estado presente en las distintas etapas del diseño de moda
contemporáneo. Desde las propuestas Punk de Vivenne Westwood en la década de los
70, pasando por la estética Pin-up, hasta la polémica aparición de Madonna con
un diseño rosa satinado de Jean Paul Gaultier en su gira ‘Blond Ambition Tour’,
el corsé se ha desvinculado de su controvertido origen para transformarse en
una pieza de moda en pleno siglo XXI.
Concebida como una prenda que
ayudaba a conseguir una figura rígida y estilizada entre las mujeres y algunos
hombres de la aristocracia, los primeros corsés irrumpieron en el siglo XVI y
fueron evolucionado según los cánones de belleza de cada época. Gracias a las
ballenas y varillas de madera o metal entrelazadas con el tejido de los corsés,
la prenda se ajustaba al torso para reducir el tamaño de la cintura y realzar
tanto el pecho como las caderas de las mujeres, además de dar un mayor
protagonismo a los opulentos vestidos.
Tras experimentar con
distintos modelos que ayudaban a modificar el cuerpo en función de la estética
predominante, el corsé perdió liderazgo en el siglo XIX cuando se empezó a
contemplar la gran cantidad de problemas que suponía para el propio cuerpo.
Durante aquella época muchos acusaron al corsé de deformar el torso de las
mujeres, alterando la posición de las costillas, provocando abortos y numerosos
problemas respiratorios. Aunque años más tarde la Belle Époque y los Cabarés
recuperaron la pieza como símbolo de estilo, durante las primeras décadas del
siglo XX la estética apostó por cuerpos con siluetas rectas.
Mientras que en los años 20 la
mujer vivió un proceso estilístico de liberación mediante el popular corte de
pelo ‘bob’, la práctica de deporte y las siluetas planas, una década después se
volvió a adoptar el estilo curvilíneo anterior hasta aterrizar en el ‘new look’
de Christian Dior en la década de los 50. El modisto francés revolucionó el
mundo de la moda con una nueva silueta femenina exagerada donde las faldas midi
con movimiento entraban en diálogo con siluetas marcadas y hombros naturales.
La pérdida de popularidad que
experimentó el corsé durante los años posteriores no impidió a Westwood acercar
la pieza al punk o el estilo sexualizado de Gaultier. Sin embargo, no fue hasta
2016 cuando se introdujo de nuevo el corsé de la mano de Prada en su colección
de otoño/invierno de 2016. La firma italiana lanzó varias propuestas donde las
modelos caminaban con corsés de tela por encima de la chaqueta, un estilo que
se apodero de las pasarelas durante este año. Entre las múltiples propuestas,
las firmas han convertido el corsé en una pieza de exterior y, siguiendo los
pasos de Prada, algunos nombres como Alexander McQueen, Louis Vuitton o
Burberry diseñaron vestidos con corsés en la parte del torso y que enfatizaban
la silueta de las modelos.
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