Los eventos internacionales de moda han ido desvelando sus cartas poco a poco. Obligados por las condiciones impuestas por la pandemia, que ha limitado tanto los viajes como las modalidades físicas de organización, diseñadores, marcas y semanas de la moda han colocado sus estrategias sobre la mesa, haciendo más que visibles sus prioridades en la industria. Si bien la tendencia generalizada pasa por una apuesta dirigida hacia la integración digital o la puesta en marcha de formatos híbridos, los objetivos de los eventos no siempre son los mismos. Algunos adoptan planteamientos de orientación muy comercial para salvar la economía de sus empresas mientras que otros salen del paso con propuestas dirigidas al mantenimiento de su visibilidad, a la espera de que llegue la luz al final del túnel del Covid-19. El caso de la MBFW Istanbul es, como poco, particular. Y es que la Fashion Week turca, que se construye como una potente herramienta de comunicación, es una de las que más en serio se toman la importancia de las sinergias entre industria y turismo, uno de los sectores más representativos de la economía nacional. No es difícil, por lo tanto, adivinar que la protagonista de la última edición de la pasarela no fue otra que la propia ciudad de Estambul.
"La pandemia ha cambiado las cosas por completo. Todo el mundo se ha visto obligado a dirigirse hacia la digitalización. Nuestro Ministro de comercio solicitó que organizáramos un proyecto concentrado en cómo podemos promocionar Turquía y la exportación de sus productos", comenta Cem Altan, presidente del Comité Organizador de la MBFW Istanbul sobre los orígenes de la organización de la 15ª edición de la pasarela turca, por primera vez celebrada en formato digital, entre los pasados 12 y 16 de octubre.
Multiplicando el alcance
Una iniciativa que apostó
por la grabación de hasta 30 desfiles sin público en diversas ubicaciones
privilegiadas de la capital, los cuales posteriormente fueron difundidos a
través de internet, logrando hasta 26 millones de impresiones a nivel
internacional. Un cambio de paradigma acompañado de una redirección del
presupuesto, poniendo en marcha una plataforma online en colaboración con el
especialista en venta wholesale Joor, en la que se presentaron tanto
colecciones para este otoño/invierno como para el próximo verano. A través de
esta alianza, los diseñadores pusieron sus colecciones en una vitrina digital
conectada con 200 000 compradores de hasta 144 países. Igualmente, la cita
incluyó la celebración de conversaciones de moda en las que participaron
nombres de referencia de la escena turca, además de macroinfluencers
internacionales como Olivia Palermo, Leonie Hane o Veronica Ferraro.
"Como asociación
'Istanbul Apparel Exporters', inspirada en la marca que es Estambul, queríamos
promocionar la semana de la moda a través de la ciudad", explica el
presidente, reflejando la importancia de la capital como eje alrededor del que
construir sinergias con otros proyectos. Una idea compartida por Banu Bölen,
directora de la Asociación de Diseñadores de Moda nacional, quien asegura que
"cada fashion week logra su poder a partir de la ciudad en la que se
celebra. Así, el poder de la industria creativa, tanto del país como de la
ciudad, se refleja de forma colectiva, convirtiendo a la ciudad en el centro de
interés".
Con el protagonismo de Estambul en el objetivo, los desfiles se celebraron en lugares históricos como la fábrica de cañones Tophane-Amire o la zona portuaria de Galataport, con el Bósforo como telón de fondo. "Trabajamos en la organización de los shows de esta temporada para que reflejaran un poco las particularidades de Estambul y de nuestros códigos", explica Ugurhan Akdemiz, director y productor de los desfiles. "Creo que la fashion week está se está acercando a su 'momentum' cada temporada que pasa, especialmente este año", prosigue, subrayando el potencial de las recientes innovaciones: "Celebrar una edición digital al margen de las temporadas me parece bastante lógico. Es mucho más fácil tener mayor alcance a través de lo digital, llegando a canales y plataformas a los que no habríamos tenido acceso físicamente. Necesitábamos reformularnos, adaptarnos y encontrar una solución rápida".
Estambul como protagonista más allá del escenario
Así, la capital como entidad propia está
presente en prácticamente todas las reflexiones a la hora de abordar el interés
de la cita de moda. "¿Debería ser Estambul una ciudad de moda? Por
supuesto, es una capital a nivel internacional. La gente ha caminado por sus
calles vestida de formas muy diferentes a lo largo de los siglos. Para nosotros
es muy importante aportar nuestra identidad", argumenta Banu Bölen sobre
la relevancia histórica de la ciudad en la tradición de la industria de la
moda. Un carácter identitario en el que también insiste Özgür Masur,
diseñador y co-presidente de la Asociación de Diseñadores de Moda. "Para
mí es la ciudad en la que nací, crecí y a la que siempre regreso. Es un lugar
con profundidad, un punto de vista intelectual, su geografía, sus habitantes,
su pasado, su historia. Es una ciudad mágica y encantadora", explica,
insistiendo en el potencial de una escena creativa propia.
"Creo que hay riqueza y opulencia en
cada rincón de Estambul, una textura diferente en cada lugar. Cada diseñador
debería narrar su colección a través de una textura diferente. Espero que
estemos comenzando a poder ser capaces de narrar Estambul y Turquía en un
entorno de diseño adecuado", comenta la diseñadora Simay Bülbül sobre
la búsqueda de inspiración en las raíces nacionales para la consolidación de
una industria propia. "Todavía queda mucho trabajo por hacer, tanto para
el país como para sus creadores. Lo veo como una escalera. Ahora que podemos
hablar realmente de moda en Turquía, podemos empezar a hablar de sus
diseñadores", explica sobre el paso a paso del crecimiento de la escena
creativa nacional.
Una evolución notable que también
constata Özlem Kaya, diseñadora y co-presidenta de la Asociación de
Diseñadores de Moda. "Mirando atrás, en sus comienzos, la fashion week se
trataba de una plataforma pequeña con muy pocos diseñadores que participaban de
forma entusiasta para presentar sus colecciones. Y ahora estamos llevando a
cabo un proyecto de talla digital internacional", celebra. Por su parte,
la creadora Sansim Adali hace hincapié en las implicaciones del carácter
institucional del evento, que ayudan a profesionalizar a sus
participantes. "El formar parte de una fashion week te impone
obligaciones. Te obliga a establecer un proceso de trabajo que necesita estar
perfectamente planeado. Y esto te hace mejorar", admite orgullosa.
Pese al contexto incierto, también son optimistas los 6 diseñadores emergentes, presentados en un desfile dedicado a la nueva generación. Entre ellos, Engin Ekinci comenta que "siendo un recién llegado, es toda una oportunidad poder presentar un desfile en un lugar como este, que requiere un presupuesto y una producción importantes. Es genial poder realizar la sesión de fotos del lookbook y el desfile de pasarela al mismo tiempo, pero hacerlo en un espacio histórico es toda una satisfacción".
Un evento más orientado a los profesionales
Y es que el renovado planteamiento de la
semana de la moda turca ha cambiado la forma de trabajar para muchos de sus
profesionales, una evolución acogida con entusiasmo por el fotógrafo Emre
Dogru. "Hasta ahora las fashion weeks habían sido esos grandes eventos de
encuentro para mucha gente y ahora son más bien un completo flujo de
trabajo", asegura. "Vienes y haces todo tu trabajo, te llevas tu
lookbook de fotografías y tu vídeo de pasarela. Seguidamente estos son emitidos
en showrooms digitales y plataformas sociales a nivel internacional. Es una
forma mucho más eficaz de celebrar una fashion week y que motiva a todo el
mundo a trabajar", afirma satisfecho con el cambio.
Desde el evento se muestran satisfechos con esta primera edición digital, un formato que pretenden mantener mientras se mantengan las condiciones de la pandemia, ya que les permite "proponer un buen contenido de alto alcance". La semana de la moda, que gozó de mayores conexiones con países como Italia, Rusia y Reino Unido, también funciona como herramienta para "aprovechar la fuerza en moda y prêt-à-porter para promocionar el diseño creativo y, por tanto, respaldar el ecosistema de la moda". Así, la desde la organización de la cita aseguran que "el valor de una prenda de vestir se multiplica cuando lleva una etiqueta de diseño, lo que genera el crecimiento de las exportaciones". Un desarrollo clave para afianzar el sector y colocar a Estambul más allá del carácter de la producción industrial en el mapa de la moda, como atractivo creativo y de fuerte tirón turístico... para recuperarse tras el golpe de los últimos meses.
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